sábado, 13 de junio de 2015

La función se acaba, despedida de ésta bitácora

Ha llegado el momento de la despedida. En 2011 fuí "becario" de éste proyecto porque mi hijo Javier estaba en 6º de Primaria y en el Colegio Cisneros de Santander, en una de las asignaturas, tenía que hacer una bitácora ayudado por un adulto. Yo puse los contenidos y él todo lo referente al diseño y a la dirección técnica. Han pasado los años y Javier en Septiembre comenzará 4º de la ESO y la razón de ésta bitácora es ya muy lejana...

Bromas aparte, ésta oportunidad fue para mí un campo de experimentación de un proyecto sobre difusión de mis trabajos de investigación en torno a la historia de las imágenes. Como tal lo hice y lo probé y ahora acabo de poner en marcha una idea en éste sentido en:   https://bernardoriego.wordpress.com/  al que invito a todo el que esté interesado en éstos temas. También he abierto varios tableros en Pinterest que están a disposición de quien los quiera contemplar o descargar.

Muchas gracias a todos los visitantes, espero haber sido entretenido y que mis entradas os hayan hecho pensar sobre la importancia que las imágenes y sus historias tienen en la vida real. ¡Hasta siempre!



martes, 7 de junio de 2011

Una anticipación en tarjeta postal de como vivimos nosotros ahora mismo

Un cartero en su trabajo cotidiano en el año 2000, según Coté 

Existe un género literario que narra los acontecimientos en el futuro, un momento que imaginado frente a la rutinaria experiencia cotidiana siempre resulta sorprendente. Hoy lo conocemos con el nombre de ciencia-ficción, un término inventado a finales del XIX para evocar que el futuro, aunque fuera  inventado, tenía su base en el positivismo científico. Antes de la ciencia ficción existió otro género vinculado, la literatura utópica que extrapolaba en el futuro los problemas del presente. Quien más quien menos ha oido hablar de Tomas Moró y su libro sobre una isla idílica llamada "Utopía" que fue publicado en 1516.
En 1900, todo el mundo vivía la euforía del nuevo siglo, supongo que como nosotros hemos vivido el cambio de milenio en el año 2000 , aunque en nuestro caso todo fue un poco menos estimulante y un poco más catastrofista, pues nos asustaron con que los ordenadores podían apagarse por un error de programación en el calendario. Lo que afortunadamente resultó un fiasco aunque facilitó una intensa venta de nuevos ordenadores. En el año 1900 se pensaba sin ninguna duda que la tecnología iba a cambiar la faz del mundo y toda la vida cotidiana (como así ocurrió en realidad). Entonces las sociedades vivían la ilusión optimista del progreso que se resumía en algo así como "el futuro siempre será mejor que el presente". A diferencia de este momento, en el que el discurso pesimista se ha instalado en la mentalidad social y se piensa que "el futuro va a ser irremediablemente peor que el presente". Autores como Ernesto Sábato nos enseñaron de forma magistral cuando y porqué el optimismo del mundo moderno se truncó en pesimismo.
Un matrimonio del siglo XXI escucha las ultimas noticias en el fonógrafo
Volvamos a 1900. Ante los estimulantes sueños de lo que sería el nuevo siglo que acababa de estrenarse, un fabricante de chocolates le pidió a un renombrado dibujante francés, Jean Marc Coté, que hiciera una serie de ilustraciones para pasar a tarjeta postal de como sería la vida, no la de comienzos del siglo XX, que eso todos la conocían y no llamaba la atención, sinó la del siglo XXI, la del año 2000, en la que sin ninguna duda todas las novedades tecnológicas que estaban apareciendo entonces como los vehículos a motor de explosión, la posibilidad de grabar el sonido con el fonógrafo o de hablar a distancia con el teléfono y la creciente maquinización de la vida cotidiana, auguraban que el siglo XXI iba a ser un siglo extraordinariamente diferente.
Coté se puso a la tarea y reflejo en una colección de postales una visión imaginada del siglo XXI. Es decir de como viviríamos hoy nosotros. Se trata de unas deliciosas imágenes que en su día divulgó uno de los padres de la ciencia ficción contemporánea, Isac Asimov, y que muestran diferentes aspectos de un día a día en el que las personas visten a la moda de 1900, las máquinas que manejan son muy extrañas, pero todo ha cambiado respecto a lo que era habitual en aquellos momentos. El cartero entregaría en el año 2000 las cartas volando, el médico atacaría a las bacterias y los microbios a través de su proyección en un pantalla, una tosca intuición de la virtualidad, uno de los verdaderos hallazgos tecnológicos de nuestro tiempo gracias a la digitalidad de la información, algo que en aquel momento ni se imaginaba porla ciencia,  mientras un matrimonio de buena posición escucharía en nuestro tiempo las noticias a traves de los medios de comunicación más modernos, es decir, valiéndose de  las grabaciones en cilindros de cera del fonógrafo de Edison.
La ciencia combate a los microbios con métodos "virtuales" en el año 2000

Lo cierto es que todas las visiones literarias o gráficas del futuro no hacen sino reflejar con todo el artificio que se quiera, los sueños y esperanzas del presente en que se fabrica la ilusión, esto ha sido siempre así, y hoy esbozamos una sonrisa ante la ingenuidad de estas hermosas postales que hicieron soñar a los que estrenaban el siglo XX con un futuro que, como ahora sabemos muy bien, ocurrió de otro modo. Ya lo dijó el científico François Aragó en 1839 cuando se inventó la fotografía y se le suponían usos que luego no tuvieron lugar: "Ante todo, debemos estar siempre atentos a lo imprevisto".


sábado, 4 de junio de 2011

Imágenes de otra "spanish revolution" ocurrida en 1854

Comentando noticias pegadas en los muros durante la Revolución española de 1854
Este fin de semana, después de haber presentado un libro sobre la historia de las postales en España y al mismo tiempo tener una reunión de trabajo con mis colegas y amigos de la Universidad de  Castilla la Mancha que han intervenido en la obra, estaba haciendo tiempo para tomar el avión de vuelta a Santander y se me ocurrió pasar por la Puerta del Sol para conocer en directo el movimiento de "indignados" que allí se concentra desde las elecciones municipales de Mayo de 2011, un fenómeno que se conoce en todo el mundo como la "Spanish Revolution".
Acostumbramos a tener una idea errónea, propagada desde instancias temerosas de la libertad de expresión, por la que todo movimiento revolucionario, es siempre confuso, desordenado y, como si fuera una especie de tormenta imprevista, en ocasiones destructivo. Lo cierto es que por lo general la realidad de estos fenómenos sociales es muy otra, y así lo cuentan quienes los han vivido como protagonistas en diferentes ocasiones históricas.  Lo que sucede en estas situaciones tan especiales es que se produce una gran fuerza dinámica que lo anima todo y se producen relaciones nuevas que todo el mundo disfruta como una gran fiesta. El otro día era un verdadero placer pasear entre las tiendas de los acampados en la Puerta del Sol. Había infinidad de carteles ocurrentes, dibujos cargados de intenciónes y personas pasando el tiempo, hablando y opinando y sobre todo, y por todas partes se veía mucha información y mucha diversidad.
Cuando acontecen este tipo de fenómenos sociales, una de las cosas que primero se aprecia es la necesidad de comunicación que todos tienen. Los humanos ante todo somos una especie social y ante la sensación de libertad conseguida se produce un deseo de expresarse, de escuchar a los demás y desde luego de sentirse escuchado y ser partícipe de algo nuevo y en muchas ocasiones irrepetible.
A mi me recordaba la situación de la Puerta del Sol, viendo a las personas que allí estaban tan activas, por ejemplo una madre con su niño en brazos discutiendo con un señor repeinado sobre que "el bipartidismo se había agotado", mientras otros muchos miraban la escena y asentían y participaban, me recordaba, como decía, una escena que viví en Oporto en 1975, cuando la revolución portugesa de los claveles; en aquel tiempo en una plaza céntrica había grupos de personas discutiendo de política ante unos periódicos recien pegados en la pared, mientras otros leían las noticias y se incorporaban al debate inmediatamente con total espontaneidad.
Como esta es una bitácora (¡Gracias Esther, por recordarme que debo usar el término español!) dedicada a la historia de las imágenes, me gustaría mostrar dos escenas de otra revolución que ocurrió en España en 1854, que también fue una explosión popular que invadió las calles y propició la llegada del General O`Donell al gobierno y lo que ahora los historiadores conocen como el bienio progresista.
Han pasado muchos años desde 1854 hasta aquí, pero algunas cosas son iguales o muy similares, en este grabado que he puesto arriba publicado por un semanario gráfico de la época que se llamaba "La Ilustración" podemos ver una escena que recuerda a la que yo contaba de Oporto en 1975 o recuerda a lo que está pasando en la Puerta del Sol: un gran número de personas leyendo con avidez los pasquines y las noticias que se pegaban en las paredes, en esa fiesta de la comunicación y de las ideas compartidas que son unas jornadas revolucionarias.
Y quiero mostraros otra que difiere totalmente de lo que ahora es nuestra realidad en lo que a comunicación se refiere: los que ocupaban entonces la calle en 1854, se dirigian de tanto en tanto al periódico "Las Novedades" desde donde se lanzaban impresos con las noticias recientes. El grabado muestra muy bien como era la información entonces y como lo ha sido durante mucho tiempo: vertical de arriba hacia abajo, unos pocos la elaboraban y muchos la esperaban y la compartían, un canal de comunicación con muy escasa retroactividad.
El modelo vertical de la difusión informativa en la prensa tradicional
Hoy ese paradigma ha cambiado con las redes sociales y eso explica el éxito y la segura persistencia de la "Spanish Revolution", de estos jóvenes "indignados" porque el sistema político que tanto nos costó conquistar en la Transición se ha quedado muy envejecido y anticuado con una dialéctica de buenos contra malos que no se corresponde a la complejidad de la sociedad en la que ahora vivimos y que los jóvenes rechazan abiertamente, como rechazan la corrupción institucionalizada que no hemos podido quitarnos de encima y es una de las perores herencias que nos dejó el franquismo. La crisis ha desencadenado este movimiento como otras crisis lo hicieron con los anteriores. Solo que ahora, por primera vez, las redes sociales, a diferencia de lo que vemos en este grabado de 1854, son canales de comunicación horizontales, espontáneos y retroalimentados, en contraste con la libertad de expresión que propiciaba la imprenta, y que, precisamente, este grabado ensalza al mostrar como "vuelan" libremente las ideas gracias a la impresión de las mismas. Ahora cualquiera pone en circulación sus pensamientos, moviliza a los demás y sobre todo, el gran hallazgo de nuestra época gracias a las redes digitales es la conciencia de que todo se puede "compartir". Compartir conocimiento con Wikis, compartir pensamientos y amigos en Facebook o Tuenti o compartir con otros lo que sucede ahora mismo con Twits. 
Espero que estas imágenes del pasado nos hagan reflexionar sobre la importancia que tiene la libertad de expresión y el derecho a pensar y a opinar abiertamente de todo lo que se nos ocurra, algo que, por desgracia, entre nosotros, no siempre ha sido posible.